LO SUBLIME.
Lo sublime es una categoría estética,
derivada principalmente de la obra Περὶ
ὕψους ("Sobre lo
sublime") del poco conocido escritor griego Longino (o Pseudo-Longino), y que
consiste fundamentalmente en una belleza extrema, capaz de llevar al
espectador a un éxtasis más allá de su racionalidad, o incluso de provocar dolor por ser imposible de asimilar.
El concepto de lo "sublime" fue redescubierto durante el Renacimiento, y
gozó de gran popularidad durante el Barroco,
durante el siglo
XVIII alemán e inglés y sobre todo durante el primer Romanticismo.
El
caminante sobre el mar de nubes (1818), de Caspar David Friedrich, representación prototípica de lo
sublime.
Definición
Según el concepto original de Longino, que sería
recuperado por filósofos y críticos de arte posteriores, lo sublime se caracteriza
por una belleza extrema, que produce en el que la percibe una pérdida de la
racionalidad, una identificación total con el proceso creativo del artista y
un gran placer estético.
En ciertos casos, lo sublime puede ser tan puramente bello que produce dolor en
vez de placer. Según Longino, hay cinco caminos distintos para alcanzar lo
sublime: “grandes pensamientos, emociones fuertes, ciertas figuras de habla y
de pensamiento, dicción noble y disposición digna de las palabras”.
Para Longino, una obra de arte bella persuade,
convence, se dirige a la razón, aunque podemos discrepar; en cambio, una obra
sublime tiene grandeza, no depende de la forma, prescinde de opiniones, se
dirige más al interior, a una actitud psicológica. Así, es igual de buena para todo
el mundo, no depende de las variaciones temporales del gusto. Lo sublime se
relaciona con la belleza porque sobrepasa sus límites: la belleza es contención
(magnitud y orden aristotélicos), lo sublime es incontinente; la
belleza guarda las formas, lo sublime las pierde; lo bello convence y agrada,
lo sublime involucra y sorprende; la belleza está en los objetos a la vista, en
lo sublime el objeto desaparece. Lo sublime corresponde según Longino al último
estadio del amor platónico, en que no se ve la belleza, sino
que se sumerge en ella, está en un “océano de belleza”.1
No hay comentarios:
Publicar un comentario